jueves, 21 de junio de 2018

La demonización de las pesas y máquinas.

En muchos sistemas de combate, generalmente en gran cantidad de artes marciales tradicionales (es sorprendente cómo la mayoría de problemas radican en los sistemas tradicionales, pero casi nunca en sistemas más modernos o de una vertiente de más contacto como pueden ser el thai boxing, MMA, krav maga y un largo etcétera) hay una descarada tendencia a demonizar y condenar el trabajo de máquinas y de pesas, es decir, el ir al gimnasio de toda la vida.

Lo plantean como si fuese algo indigno de un artista marcial, algo que mancilla el espíritu y buen nombre de las artes marciales. Entre los mil argumentos que se esgrimen hay algunos que tienen una razón parcial, mientras que hay otros que son tan absurdos como la mente cerrada, obtusa y estrecha que los plantea.

Algunos de los argumentos que se usan son cosas como "los samurai no tenían gimnasios, no podían ir a levantar pesas ni hacer máquinas". Al parecer, nadie se ha fijado en la cantidad de entrenamientos tradicionales, que incluso se realizan a día de hoy, que se basaban en levantar peso usando materiales cotidianos como jarrones, piedras, tablones de madera, etc. que usaban cada día tanto samurai, como monjes de templos estilo Shaolin y otros mil millones de guerreros y escuelas de lucha de la antigüedad. Eso, sigue siendo musculación, ejercicio de pesas y/o máquinas. Simplemente, a día de hoy tenemos materiales y elementos que nos ayudan y facilitan a hacer esos ejercicios de forma más eficiente, cómoda y segura. Este, es uno de esos argumentos absurdos propios de mente cerrada, obtusa y estrecha, además de esgrimir una falta de información y conocimiento en la materia brutalmente abismal.

También es común decir que el ir al gimnasio y mazarse, ponerse con unos biceps del tamaño de melocotones o melones, es contraproducente, que lo hace a uno más lento y torpe, un blanco más fácil y que, además, es un músculo inflado e hipertrofiado pero inútil, sin fuerza real detrás de él, sólo masa.

Este, es uno de esos argumentos que son verdaderos sólo en cierta medida. Efectivamente, si haces un entrenamiento de hipertrofia muscular, basando el ejercicio simplemente en que tu músculo crezca más y más para que sea vistoso, ese músculo no te va a servir para nada a nivel práctico. Un golpe con ese músculo tendrá cierta fuerza porque, efectivamente, tiene masa, peso y la aceleración que pueda añadirle la persona después. Seguro que duele si te da, pero seguramente sea un movimiento relativamente lento, torpe y con bastante poco potencial de daño, más allá del hecho de que algo te golpee sin más en la cara.

Pero esta no es la única forma de ir al gimnasio. El crear músculos enormes, vistosos e hipertrofiados no es el único modo de ejercitarnos en una sala de pesas. Se pueden realizar rutinas para ganar fondo (fuerza resistencia, útiles sobre todo si practicamos un deporte de contacto que tenga algún tipo de competición), rutinas que aumenten la fuerza explosiva (seguramente, la que más convenga a la mayoría de artistas marciales, pues nos permite lanzar golpes realmente demoledores al incrementar la fuerza con que el músculo se contrae, así como la velocidad a la que lo hace, permitiéndonos lanzar golpes mucho más potentes) y rutinas para aumentar la fuerza máxima.

Lo ideal, es conseguir alguna rutina que nos permita mejorar tanto la fuerza resistencia (menos necesaria, pero útil a fin de cuentas, mucho más necesaria en competición) como la fuerza explosiva (útil tanto si queremos competir como si buscamos efectividad en la defensa personal).

¿Cómo podemos conseguir esto? Las súper series son un gran recurso.

¿Qué son las súper series? Las súper series consisten en tomar un grupo de ejercicios y, en lugar de descansar al acabar la serie de uno de ellos, lo que hacemos es pasar a hacer una serie de otro, descansando el primer grupo muscular mientras ejercitamos el siguiente, sin dejar tiempo de descanso entre la serie de uno y la de otro. De este modo, con la rutina de máquinas y pesas estamos trabajando la fuerza explosiva que necesitamos para golpear, mientras que al pasar de una serie a otra rápidamente con apenas descanso (se descansaría 1 minuto máximo tras acabar un bloque de 3 músculos) conseguimos trabajar la fuerza resistencia y mejorarla.

Un ejemplo ilustrativo: Hoy quiero trabajar un ejercicio de biceps, otro de triceps, dos de dorsales, uno de pectorales y otro de deltoides. Tras haber hecho el calentamiento y 15-20 minutos de cinta, carrera o bici pertinentes (Yo, por ejemplo, hago 20 minutos de cinta y luego hago tres series de plancha abdominal, flexiones, lumbares, sentadillas y zancadas, descansando un minuto tras la cinta y otro minuto tras las tres series de ejercicios de autocarga, y luego comienzo con los ejercicios de máquinas), comienzo haciendo la primera serie de ejercicios de biceps, con el peso y repeticiones que convengan. Al acabar, directamente, paso a hacer la serie de triceps y, tras acabar esta, paso a uno de los ejercicios de dorsales. Una vez acabada la serie de dorsales, volvería a hacer otra serie de biceps, luego triceps y luego dorsales de nuevo. Continuaría así, sin parar entre una serie y otra, hasta acabar todas las series de esos 3 ejercicios, sean 3 o 4 o 5 (lo ideal en este tipo de trabajos son 4 o 5 series, ni más ni menos).

Una vez acabo la última serie de, en este ejemplo, dorsales, descansaría un minuto como mucho, bebería algo de agua y tal, y pasaría a un segundo bloque, pectorales, deltoides y el segundo ejercicio de dorsales y lo haría exactamente igual que lo anterior, una serie de pectoral, otra de deltoides y otra de dorsales, todo seguido y sin descanso entre uno y otro hasta acabar la última serie del último ejercicio.

Lo bueno de este método es que, normalmente, nunca vamos a usar menos de 4 o 6 máquinas en una sesión de entrenamiento, ya que incluso si dedicamos un día solamente a biceps y triceps, por ejemplo, tendremos varios ejercicios para cada grupo muscular, permitiéndonos dividirlo igualmente en bloques de 2 o 3 ejercicios.

Además, distribuir así los ejercicios y el dejar poco tiempo de descanso entre uno y otro hace que acabemos bastante más pronto de entrenar, permitiéndonos más tiempo libre fuera del entrenamiento.

Este tipo de entrenamiento de fuerza explosiva, lo que hará será desarrollar nuestra musculatura, evidentemente nuestros músculos crecerán en tamaño, pero de un modo mucho más leve, limitándose simplemente a definirse, endurecerse y fortalecerse sin adoptar un tamaño desproporcionado y exagerado, además de mejorar la contracción muscular rápida, lo cual nos otorga tanto velocidad como potencia en nuestras técnicas, sin hacernos más torpes y lentos por una masa desproporcionada, y al combinarlo con un entrenamiento de fuerza resistencia conseguiremos ganar fondo, tan útil e incluso necesario en según qué contextos.

Un entrenamiento de máquinas así, sumado al entrenamiento normal en el dojo, escuela, dojang o cualquiera que sea el nombre del sitio donde entrenes, contribuye a mejorar y optimizar tu condición física para el sistema de combate que practiques y te hará mejor luchador que si te limitas únicamente a entrenar en la escuela, realizando las técnicas y el poco físico que puede dar tiempo a realizar durante las sesiones de entrenamiento estándar.

No dejéis que los puritanos, los que denotan ignorancia en el tema y los que piensan que las artes marciales traen con ellas una especie de poder místico que otorga fuerza ilimitada a sus practicantes sin necesidad de hacer nada más os engañen con historias y cuentos sobre los grandes guerreros de la antigüedad que no iban al gimnasio y aún así eran invencibles. Todos realizaron físico, absolutamente todos, con los medios y materiales de la época, pero al final todos han acabado levantando pesas, corriendo y haciendo ejercicios de autocarga del mismo modo que lo hacemos nosotros a día de hoy en el gimnasio.

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