domingo, 12 de julio de 2020

La realidad (y la falsedad) de la defensa personal. 5- La defensa más allá de las artes marciales.

Si quieres leer las partes anteriores del artículo:

3: Técnica VS Principio.
4: La defensa personal y el combate.

5- La defensa más allá de las artes marciales

¿Recordáis ese vídeo que puse por allá por la parte 1 con varios ejercicios situacionales y que, al final, comentaba que no todo era malo en el vídeo y que la parte final me sería útil? bueno, pues aquí es donde encaja todo eso que se comenta al final de dicho vídeo. Seguramente esta sea la parte más importante y que más hace falta trabajar en todo el tema de la defensa personal y la que menos atención suele recibir. ¿Por qué? pues porque es aburrida, desmotivadora todo lo contrario a lo que solemos querer que, básicamente, es soltar hostias. Aquí vamos a hablar de todo lo que gira en torno a la defensa personal pero que, en realidad, no está tan estrechamente ni directamente relacionado con las artes marciales, o al menos no en su aspecto más físico y técnico.

Lo primero y más importante que debemos tener en cuenta es que 'defensa personal' es un término legal. Sí, tal cual. Dependiendo del país en el que estés, 'defensa personal' significará una cosa u otra y se aplicará de un modo u otro. En algunos, disparar con un rifle a un desconocido que entra en tu jardín es defensa personal. En otros, dar un puñetazo a una persona cabeza y media más pequeña que tú que ha intentado pegarte previamente no se considera defensa personal. Y, entre esos dos extremos hay un millón más de variables, contextos, agravantes y atenuantes que se basan simple y llanamente en la concepción legal del término según el país en que nos encontremos. Quizá, si realmente queremos aprender defensa personal, deberíamos informarnos veraz, lícita y correctamente sobre que entiende y cómo concibe la legislación de nuestro país el concepto de 'defensa personal', evitando bulos, leyendas urbanas y otra serie de historias muy comunes en este ámbito (mitos como el de 'saber artes marciales cuando te defiendes te lo juzgan como si usases un arma blanca' en España, muy desmentidos y explicados pero que siguen rulando, usándose y comentándose en estos círculos). De hecho, para enseñar defensa personal debería ser obligatorio informarnos sobre esto. No son raras aplicaciones de, por ejemplo, defensa contra cuchillo que terminan con algo tipo 'y le arrebatas el cuchillo y le haces 7 cortes y 4 puñaladas, porque como quería matarte pues es defensa personal'. Bueno, quizá la legislación de tu país no opina igual y, aunque está claro que salvar tu vida es prioritario, también debemos ser conscientes de lo que hacemos y minimizar nuestro riesgo y daño no sólo a nivel físico, si no también a nivel legal.

El segundo punto importante en este apartado es que la defensa personal más efectiva es aquella que no se produce. ¿Qué significa esto? pues, en realidad, es el sentido más literal. Cada día que salimos a la calle, nos relacionamos con otras personas y/o nos cruzamos por desconocidos o tomamos según qué trayectos y no tenemos un percance o altercado, hemos realizado una defensa personal efectiva. Si queremos volver a casa y tenemos opción de elegir un trayecto con cierta fama de conflictivo u otro trayecto generalmente más tranquilo o seguro y elegimos el segundo, hemos realizado una defensa personal efectiva. Si vamos por la calle y vemos venir de frente una persona que sabemos o sospechamos puede ser conflictiva y cambiamos de acera o, directamente, cambiamos el camino para ahorrarnos la mera posibilidad de que se produzca el encuentro, hemos realizado una defensa personal efectiva. Si nos encara un sujeto, con o sin arma, pidiéndonos dinero, o un reloj o cualquier cosa, se lo damos y el sujeto se marcha y nosotros quedamos sin un rasguño, hemos realizado una defensa personal efectiva. Evidentemente, pueden darse situaciones en que no podamos evitar el conflicto. Quizá el agresor no se conforma con lo que le damos y, aunque no tengamos más, piensa que le mentimos y se ponga violento. O quizá, si somos una mujer, el agresor no busca bienes materiales y ha conseguido arrastrarnos de algún modo a un entorno sin salida sin confrontación. Pero, en la mayoría de los casos, nuestra actitud preventiva va a ser suficiente para realizar una defensa personal efectiva. En los tiempos actuales, la mayoría de personas (sobre todo varones) que viven en regiones civilizadas serán capaces de pasar todo su periodo vital sin necesidad alguna de recurrir a la lucha para defenderse o evitar una agresión. Siendo eso así, se hace evidente que si además, de forma activa y consciente, tratamos de ejercitar la prevención y evitar por nosotros mismos cualquier situación que vaya a requerirnos enfrentarnos a alguien, nos convertiremos en auténticos maestros de la defensa personal, incluso si jamás hemos adquirido entrenamiento alguno en técnicas de lucha.

El tercer punto a mencionar es el asunto de la condición física en la defensa personal. Son habituales comentarios como 'aquí enseñamos a defenderte de forma rápida y efectiva y sin necesidad de tener forma física ni ser un atleta' junto a otras tantas variantes. Es interesante que muchísimas veces esa clase de comentarios estén acompañados luego de aplicaciones de defensa que finalizan con 'y después de esto te vas corriendo'. Quienes afirman ese tipo de cosas, quizá, nunca han pegado una carrerita corta, breve, para coger el autobús o conseguir cruzar un semáforo antes de que cruce. Yo me he pegado esas carreras, tanto estando en forma como sin forma. Creedme, para pegarte una carrera, más aún si es para 'correr por tu vida', hace falta estar en forma. También hace falta estar en forma para encarar el enfrentamiento, porque lo mismo conseguimos resolver la situación con un golpe, un derribo o un control, pero lo mismo la situación se prolonga y lo que va a determinar que podamos defendernos durante el tiempo suficiente es tener una forma física decente. También, si aplicamos el famoso consejo de 'simplemente corre' (un consejo, generalmente, pésimo, por cierto), sería ideal ser conscientes de que existe la posibilidad de que el oponente corra más o aguante más corriendo que nosotros. Imaginad la situación, echas a correr y, como careces de forma física, 3, 4 calles más adelante estás agotado, sin aire y tu agresor te ha alcanzado y está fresco, y ahora tienes que enfrentarte al conflicto físico sin tener una pizca de energía. Sí, cuesta imaginarse un panorama peor.

El cuarto punto que quiero mencionar tiene cierta relación con la primera parte de este artículo, pues es el tema de que la defensa personal requiere sacrificio. ¿Qué quiere decir esto? que, por mucho que intenten vendernos 'sistemas mágicos, modernos o antiguos, que en pocos meses nos otorgan los conocimientos necesarios para defendernos de cualquier agresor con técnicas supremas' todo es mentira. Aprender a defenderse requiere sacrificio porque requiere entrenamiento, mucho. Requiere dedicarle horas, semana tras semana, a trabajar las técnicas, aprenderlas, interiorizarlas, usarlas con compañeros, en diferentes contextos, asimilar los fundamentos, hacer combate, sudar, sufrir, recuperarse, frustrarse, desmotivarse, seguir adelante. Horas, días, semanas y años. Requiere dejar de hacer otras cosas, como estar en casa, ver películas, jugar videojuegos, salir de fiesta, ir a la playa y mil cosas más que el resto de personas hace, ya sea porque 'a esa hora tengo que entrenar' o porque 'mañana entreno y necesito estar fresco'. Por eso, si tu objetivo es la defensa personal de verdad, hay que ser consciente de esto y no dejarnos ilusionar ni engañar por ese tipo de eslogan que nos promete ser los nuevos Jason Bourne sin necesidad alguna de sacrificio y esfuerzo. Ese camino requiere muchísimo tiempo, muchísima dedicación y muchísima prioridad, y quien afirme lo contrario es un mentiroso.

El quinto punto es lo que engloba la conciencia espacial y ambiental en el pre, durante y post conflicto. Cuando nos vemos inmersos o percibimos que vamos a vernos metidos en una situación de defensa personal, no solo tenemos que prestar atención a la amenaza potencial directa (el agresor en este caso), hay que ser capaz de prestar atención a posibles acompañantes que no se hayan evidenciado, a personas que por el mero placer de hacerlo quieran o puedan meterse al conflicto, elementos inanimados (paredes, muebles, columnas, escalones, objetos varios...) que podrían servirnos como herramientas o afectarnos en nuestro intento de defendernos, posibles vías de escape y sus accesos... y un sinfín más de cosas. Todo esto es, también casi tan importante o más que todas las técnicas que practiquemos, ya que si vamos a defendernos y al dar el primer paso tropezamos con una maceta y vamos al suelo pues, seguramente, ya se acabe ahí la película. También, si el agresor va a iniciar su acción y de algún modo somos capaces de hacer que algún mobiliario le entorpezca y tropiece y, mientras, nosotros tomar una vía de escape y perdernos de su rango y vista, pues nos hemos ahorrado cualquier consecuencia del enfrentamiento. Debemos trabajar mucho la conciencia espacial y ambiental si queremos, realmente, trabajar la defensa personal efectiva, lo cual no significa vivir como un paranoico siempre pensando que nos van a agredir y siempre buscando una posición que nos facilite la huida.

El sexto punto tiene que ver con la desescalada de conflictos, que básicamente hace referencia cuando ya el posible agresor se nos ha encarado un poco y, aunque no hay un conflicto real, sí puede haber cierto enfrentamiento. El modo en que usemos el lenguaje, cómo nos comuniquemos con él y qué le digamos, puede permitirnos poco a poco realizar una desescalada que simplemente finalice con la situación de un modo natural y sencillo sin mayores consecuencias. Un ejemplo sencillo es la típica situación en la cual dos personas se cruzan por la calle y, accidentalmente, sus hombros se chocan (o, incluso, uno de ellos voluntariamente provoca el choque para generar el conflicto) y uno de ellos reacciona con comentarios como 'Eh, cap*llo, mira por donde vas'. Con respuestas y tonos sinceros como 'tienes razón, ha sido culpa mía, tendré más cuidado' puede producirse una bajada de la tensión de la situación que haga que la otra persona acabe perdiendo la actitud agresiva y el conflicto se resuelta 'por sí mismo'. Seguramente sea uno de los puntos más difíciles de trabajar, ya que nos cuesta reaccionar de forma tranquila y serena ante quien se comporta de manera hostil hacia nosotros.

El séptimo punto guarda relación con el anterior y es el lenguaje corporal. Da igual que le digamos al agresor 'tienes razón, ha sido culpa mía, tendré más cuidado' si le estamos mirando de mala manera o si adoptamos una postura corporal hostil. Debemos trabajar nuestro lenguaje corporal de modo que no sea tan solemne y pasivo como para que envalentone y crezca al agresor, pero tampoco tan activo y agresivo como para que este sienta la necesidad de enfrentarse o defenderse de nosotros. Es otro trabajo muy complicado. En ocasiones, actitudes como alzar ambas manos a los lados de nuestra cabeza suele manifestar una actitud pasiva, 'no quiero problemas, no busco conflicto'. Retroceder suele envalentonar o crecer al agresor, por lo que quizá sería más conveniente tratar de mantener nuestra posición. La idea es que el mensaje que reciba el agresor sea 'ni quiero ni busco problemas ni conflictos, pero no tengo miedo ni dudaré en defenderme si me veo obligado' sin tener que decírselo, ya que este mensaje de forma oral suele resultar provocador. Que nuestro lenguaje corporal convenza al agresor de que es mejor dejarlo estar mientras nuestra expresión oral, como he mencionado anteriormente, apoya y reafirma este mensaje y nuestro deseo de no pelear.

El octavo punto hace referencia a la asunción de que nuestro oponente no sabrá luchar, será claramente afectado por una técnica distractoria, correrá menos que nosotros, quedará incapacitado con nuestra técnica de forma evidente. Cada día es más común la gente que practica artes marciales y deportes de contacto, y es evidente que hay mucha gente que los practica, precisamente, con la intención de usarlos de forma maliciosa y para ganar ventaja en reyertas callejeras o buscando camorra. No sólo eso, si no que una persona que jamás ha recibido entrenamiento en AAMM o DDCC pero que ha dedicado buena temporada de su vida a, simplemente, pelearse en las calles y similares tendrá un rodaje, dureza y habilidad basados en la experiencia que posiblemente le harán ser todo un reto para la mayoría de artistas marciales cuya única experiencia es en el dojo o gimnasio. Basar los entrenamientos y trabajos en la premisa de que nuestro oponente no sabrá luchar, en el sentido de saber artes marciales, puede ser muy contraproducente. Del mismo modo, asumir que nuestra técnica lo dejará KO y relajarnos al acabarla es un gran error, ya que como hemos mencionado no existen las técnicas definitivas que nos garanticen el resultado, de ninguna de las maneras. Lo mismo ocurre con el pensamiento de que puedan o no llevar armas o tener o no compañeros que le ayuden. Si nos vemos en un inminente conflicto, debemos tener absolutamente siempre la mentalidad de que nuestro agresor sabrá luchar mejor que nosotros, será más fuerte que nosotros, tendrá más resistencia que nosotros, correrá más rápido que nosotros, tendrá una o varias armas escondidas y tendrá uno o varios amigos que le ayuden si tiene dificultades. Debemos actuar mentalizados de que estamos en la peor situación posible y actuar manteniendo el estado de alerta ante la peor situación posible, de modo que nada nos pille desprevenidos ni bajemos la guardia, porque la realidad es que nunca sabemos si realmente va a ser ese el caso. Y, como vamos a asumir que cualquier agresor potencial o inminente va a ser mejor en absolutamente todo que nosotros, va a tener armas y amigos para ayudarlo, va a ser también por lo que vamos a evitar el conflicto por todos los medios necesarios como se menciona en el segundo punto. Practicar artes marciales no nos hace invencibles ni nos convierte en superhéroes y cualquier persona, sepa o no luchar, puede tumbarnos con un buen golpe, o matarnos con cualquier arma.


Como cierre para este artículo, quiero hacer un breve resumen-recopilatorio-recordatorio de las cosas que debemos tener en cuenta a la hora de elegir un sistema cuando pensemos en la defensa personal y a qué debemos dar prioridad en este ámbito:

1- Las técnicas/sistemas/estilos definitivos no existen. Los puntos sensibles mágicos, las zonas que golpeas y funciona 100%, sin forma física, sin apenas entrenamiento y sin importar la fuerza de nuestro agresor, etc. no funcionan.

2- Si no somos capaces de encontrar o practicar un sistema realmente completo, es preferible un sistema puramente de striking o uno de puramente grappling a uno de puntos de presión o toques mágicos.

3- Recordemos siempre que la técnica es un medio, no un fin. Cualquier sitio que nos venda que su sistema es efectivo para la defensa personal pero luego absolutamente todo se base en la pureza e inviolabilidad de la técnica, así como el trabajo y entrenamiento de esta, sin más, entonces nos está mintiendo. Un principio vale más que mil técnicas.

4- Literalmente, cualquier sistema con un tipo de combate con contacto, aunque sea restrictivo y reglado, de striking o grappling, es preferible a cualquier sistema con un entrenamiento sin combate de ningún tipo, sólo trabajos colaborativos, situacionales y pasivos. Si no podemos permitirnos un sistema com ambas cosas, elegid aquel que os permita tener combate.

5- La parte más importante de la defensa personal es aquella sin nada que ver con las técnicas. Nuestra prevención y actitud es lo más importante y siempre que salgamos ilesos de cualquier situación, sin importar lo que hayamos rebajado nuestro orgullo o el bien material que hayamos perdido, hemos realizado una defensa personal efectiva.


Eso es todo. Espero que os haya gustado este artículo y que os resulte útil si estáis buscando o en algún momento os animáis a practicar artes marciales desde el prisma de aprender defensa personal.

domingo, 5 de julio de 2020

La realidad (y la falsedad) de la defensa personal. 4- La defensa personal y el combate.

Si quieres leer las partes anteriores del artículo:


4- La defensa personal y el combate

Se ven muchísimos maestros de muchas disciplinas esgrimir argumentos tales como 'en nuestro sistema no trabajamos combate libre y con contacto porque nuestras técnicas son Para-La-Calle™️ y son demasiado peligrosas y si las aplicamos contra un compañero lo dañaríamos o lesionaríamos' o 'no practicamos combate porque esto es una disciplina de defensa personal real™️ no pensada para la competencia y aumentar los egos, y el combate es solo ego'. Incluso existen argumentos como 'no trabajamos combate porque nuestra disciplina es el camino de la paz y la armonía y, por lo tanto, no buscamos luchar si no contener y disipar el deseo agresor del oponente, por lo tanto nosotros no debemos trabajar combate'. Estos son argumentos muy comunes en disciplinas tipo kyushojutsu, Bujinkan, aikido/hapkido, kempo americano, shorinji kenpō, karate okinawense, jujutsu japonés moderno y otros tantos sistemas... Aunque aparecen en muchos sistemas de 'nueva creación', son bastante comunes en sistemas tradicionales bajo la idea de que 'el combate es un invento moderno para subir el ego en competencias y las técnicas verdaderamente útiles para la defensa personal no pueden aplicarse en combate y en entornos no colaborativos porque buscan incapacitar y lesionar gravemente al agresor, por lo tanto no podemos hacérselas a un compañero'. Bueno, seré claro y conciso: todo esto son estupideces.

Sobre todo con el reciente auge de sistemas como las MMA donde se permiten gran amplitud de técnicas se ha demostrado no solo que la mayoría de técnicas existentes pueden aplicarse en entornos combativos y no colaborativos si no que muchísimas de las técnicas e ideas que se tenían de qué cosas funcionaban o no para defenderse de verdad han quedado evidentemente desbancadas y desmentidas. No es raro que que los sistemas tradicionales critiquen muchísimo la MMA, tachándola de lucha de egos, de barbarie y, como suele pasar con los sistemas de contacto pleno deportivo, de ser inefectivo porque 'es una competencia'. Aunque en alguno de sus argumentos pueda haber parte de razón, pretender desprestigiar las competiciones deportivas con contacto como si fuesen algo nuevo para subir el ego es una absurdez, ya que ya antiguamente existían torneos de lucha tanto en China como en Japón, tanto de sistemas de grappling como de lucha con armas e incluso de golpeos. En Okinawa tienen cierta fama ciertas zonas, plazas y tal, donde los antiguos maestros de Ryukyu kenpō se encontraban para enfrentarse en combates que solían ser duros y crudos, con contacto real y sin protecciones hasta una época más avanzada.

El combate con contacto ha sido un método no solo de probar las técnicas entrenadas y practicadas para comprobar su efectividad, si no también un método de, a nivel personal, enfrentarse a la situación de estrés de tener frente a ti a alguien que quiere agredirte (aunque se usen protecciones), que cuando te golpee va a hacerlo con contundencia (aunque sea sparring light) y que va a intentar romperte y someterte mientras que va a buscar que tú no se lo hagas a él. Es un método de enfrentarse a ese miedo, al temor a ser golpeados y a aprender que los golpes duelen bastante menos de lo que pensamos, que es más el miedo que les tenemos que el daño que realmente hacen. Es un elemento necesario y obligatorio tanto para la parte física, el usar activamente las técnicas en contexto de no colaboración y oposición, como por la parte mental, buscar acostumbrarnos y acercarnos lo más posible a ese contexto en el cual alguien quiere dañarnos y nosotros debemos responder, defendernos y finalizarlo.

Prácticamente cualquier técnica se puede trabajar, desde puños, patadas y rodillas hasta cualquier tipo de proyección, luxación y control ya sea desde el pie o en el suelo, pasando por cualquier técnica tipo 'golpe a los testículos™️', porque hoy día tenemos protecciones para absolutamente todo. Tenemos guantillas (preferibles a guantes si hablamos de un entrenamiento más realista), tibiales, cascos, coquillas... En general, para buscar un trabajo lo más libre posible no es necesario mucho más. Con ese equipamiento y un suelo relativamente blando para evitar lesionarnos con caídas podemos trabajar combate a contacto light, moderado e incluso contacto duro (aunque no es necesario realmente) sin problemas, y podemos trabajar absolutamente cualquier tipo de técnicas. ¿Que no puedes trabajar el meter un dedo en el ojo? bueno, puedes trabajar absolutamente todo lo que implica ese gesto sin llegar a clavarle el dedo. Incluso, si tienes confianza con tu compañero y queréis, si estáis haciendo grappling, podéis incluso probar el hecho directo de meter el dedo en el ojo con suavidad e ir ejerciendo presión hasta que él pida que pares, igual que con luxaciones o estrangulaciones. Como poderse, se puede hacer. Y el único motivo que se me ocurre para no practicar combate y ejercicios de resistencia y no colaboración es que, en realidad, sabes que lo que entrenas sólo funciona en ese contexto en el cual la otra persona se deja hacer.

¿Significa esto que deberían dejarse los entrenamientos situaciones y contextuales y trabajos colaborativos, que como se ha dicho anteriormente no son suficientes, y limitarse a trabajar combate?

Para nada, todo lo contrario. Como ya he mencionado, las técnicas y entrenamientos situacionales son un medio para un fin, y ese fin es este. Primero aprendes el modo de hacer algo, la técnica. Luego vas trabajándola en un entorno colaborador y situacional para aprender cual es la dinámica de esa técnica con respecto al entorno (oponente, alrededores, etc.). Después se pasa a realizar el mismo trabajo situacional pero sin colaboración, con un oponente activo y que busque impedirte que realices la técnica o golpearle y realizarte cualquier otra a ti, o golpearte o lo que sea. Finalmente, se hace un trabajo de combate libre, con contacto y sin colaboración para aprender a reaccionar y usar esas técnicas cuando el contexto en el que se usan llegan sin preveerlo, teniendo que estar atento a mil cosas, no únicamente a esa técnica en particular (por ejemplo, es más fácil trabajar defensas contra derribos cuando estás mentalizado y sabes que van a hacerte un derribo que cuando estás en un contexto en el cual pueden hacerte, literalmente cualquier cosa y de repente te viene un derribo). Es un proceso que nos lleva hasta esa prueba final que es lo más parecido a una situación veraz, con su estrés y su aleatoriedad, que podemos realizar tratando de mantener el entorno seguro del dojo o escuela.

Pero, como siempre, puede darse el caso de que no encontremos un sitio donde se haga un sparring libre, o con contacto, o donde no se hagan trabajos situaciones, mil situaciones más, así que... ¿qué debo elegir o tener en cuenta si ningún sitio que pueda permitirme trabajan de ese modo tan completo?

Este punto es bastante simple. Si la elección es entre un lugar donde no se trabaja ningún tipo de sparring, sólo ejercicios pasivos y/o colaborativos/situaciones o un sitio donde se haga un sparring aunque sea restrictivo (combate deportivo al estilo boxeo, full contact, thai boxing, kyokushin karate o incluso kumite de karate tradicional, randori al estilo como se hace en judo o rodar al modo en que lo hacen en BJJ, sambo, wrestling, etc.), la elección es simple: elegir siempre el sistema donde se hace sparring. Da igual que tu única opción de practicar combate sea un gimnasio de full contact o BJJ donde no se haga ningún entrenamiento situacional ni nada enfocado a la defensa personal, únicamente para el combate deportivo, es preferible tener experiencia en la confrontación, en dar y recibir golpes reales, aunque sólo sean puñetazos y patadas o se trabajen finalizaciones de suelo, a un trabajo de mil millones de técnicas y mil millones de situaciones que sólo se prueban en contextos pasivos. Es preferible estar acostumbrado y hecho al estrés y ansiedad de la situación de que alguien quiere pegarte y dejarte KO y no va a dejarse golpear o derribar o finalizar a saberse todo lo demás pero que cuando el tipo de delante te ofrezca resistencia no te salga nada porque el estrés te puede. Es mejor saber que el acelerador mueve el coche y el freno lo para, sin saber absolutamente nada más sobre el tema de circulación, porque estás harto de coger el coche en un circuito, porque eso te va a permitir coger de forma efectiva el coche, a conocerte toda la normativa de circulación y teoría y que te suelten en la calle sin haber cogido un coche jamás. Es preferible haber entrenado únicamente boxeo y saber 'solamente' (hacen falta muchas comillas en ese 'solamente', porque en boxeo no solo se aprende a soltar puñetazos sin más) dar puñetazos a haber entrenado únicamente kyushojutsu y saberte 87 puntos dolorosos y de KO del cuerpo que jamás en tu vida has tratado de aplicar contra alguien que quiere partirte la cara. Es preferible haber entrenado únicamente BJJ y saber 'solamente' trabajar desde el suelo y con la normativa competitiva del BJJ a haber entrenado únicamente Bujinkan y que todos los trabajos de las nosecuantas ryuha samurai y ninja se hayan realizado nada más que en situación de colaboración y pasividad absoluta por parte del compañero y jamás haber hecho un sparring. Si tu prioridad es la defensa personal, esto es lo más importante. Si buscas o das importancia a otra serie de factores por encima de la defensa personal, como la espiritualidad, el desarrollo personal, la tradición o formar parte de una comunidad con ideas comunes, reales o inventadas, entonces puedes entrenar lo que quieras, pero si tu prioridad es la defensa personal no me cansaré de decirlo ni podré decirlo más claro: el sparring, sea del tipo que sea, es obligatorio.

¿Qué pasa si podemos elegir entre sparring de striking o sparring de grappling? Sencillo, al igual que en el punto 2, eso es preferencia de cada uno. Prueba ambos, obsérvalos y practícalos un poco y quédate con el que te sientas más cómodo y mejor encaje contigo, sin más.


Entonces, ¿ya sabemos todo lo que necesitamos saber sobre la defensa personal y sobre qué nos conviene o no practicar? ¿sabiendo técnicas, trabajos situacionales y haciendo combate ya tenemos todo lo necesario para ejercer la defensa personal con posibilidades de salir con vida de un altercado real? No, para nada. Después de todo eso viene la parte más importante y la que, normalmente, más se suele obviar y pasar por alto o se hace menos énfasis. El quinto y último punto de nuestro artículo:

5- La defensa más allá de las artes marciales